Repitamos la historia

 

Carta de Ibrahim, vecino de Córdoba, a Nuño García, vecino del condado de Treviño, año 950


Querido amigo, espero que tu Dios te haya dado prosperidad y salud a ti y a toda tu familia, como el mío así me lo ha dispensado a mí. Espero enviarte esta carta con uno de los primeros correos que salgan de esta ciudad, aunque para ello no habré de esperar mucho, puesto que, dado el número de personas y negocios que en este momento existen en la ciudad, los correos parten sin cesar a casi cualquier parte de España y de Europa y, por supuesto, que me mandes con él noticias de tu casa y de tu familia..

Hace ya demasiados años que partiste, al fallecer tu padre y heredar las tierras y cada día de cada año te echamos de menos aquí, entre nosotros, aunque espiritualmente siempre te tenemos.

Te escribo en primavera, amparado en los primeros y débiles rayos de sol, cuando mis huesos, menos castigados que en el frío invierno, me lo permiten, a última hora de la tarde, cuando el bullicio de la ciudad ha mermado. Cuánto me gustaría que vinieras e hicieras compañía a tu viejo amigo, disfrutando de lo que con los años he ido consiguiendo. Mi casa es cómoda y no carece de ninguna de las comodidades que esta ciudad ofrece. Ahora estoy mirando por la ventana de mi alcoba, que da a uno de nuestros sitios favoritos: mi patio sigue igual que siempre, revestido de azulejos, con una fuente en medio que da frescor en los días más calurosos del verano y lleno de flores por todas partes. Supongo que recordarás con nostalgia nuestras charlas al anochecer, cuando, terminado el trabajo y los quehaceres diarios, nos reuníamos los tres: Tú, Leví, el platero, que siempre que me ve me envía buenos deseos y añoranzas para tì, y yo.

Bebiendo un té refrescante y charlando, como si de nuestra conversación pudiéramos modificar nuestro futuro y el de nuestra ciudad. Siempre pensamos que la unión de los tres, que representábamos la unión de las tres culturas que conviven en Córdoba, sería el puntal en el que se desarrollaría y florecería el comercio, el campo, las humanidades…, todo y todos, al fin y al cabo.

Gracias a Dios, al tuyo y al mío, que nos ha dado años suficientes para contemplar cuánta razón teníamos y disfrutar, al menos dos de nosotros, puesto que tú te has marchado hace años, del esplendor de la ciudad.

Cuando puedo, que ya no es siempre, me gusta pasear por el barrio judío y alegrar mis ojos con sus trabajos de platería y sus maravillosos comercios… Verlos trabajar aún me llena los ojos de sorpresa y satisfacción. Siempre que puedo visito a Leví, le va muy bien, Dios le ha dado un montón de nietos y es un hombre feliz. Le relato todas las cosas que sé de ti y siempre se acuerda de nosotros en sus plegarias. De todas maneras paso bastantes veces por allí de camino a los médicos, que, como sabrás, son los de más prestigio en el mundo. Tienen un buen sitio para estudiar y ejercer su profesión y están rodeados de todas las herramientas para el buen desempeño de su oficio.

Las humanidades, en todas sus vertientes, han florecido como nunca en la historia y tenemos una biblioteca con más de cuatrocientos mil libros, de todas las lenguas, de todas las religiones y de todos los pensamientos… Ahora están traduciendo el Corán al castellano y la Biblia al árabe, para un mayor conocimiento los unos de los otros. Me han dicho que además, dada la grandiosidad de la biblioteca, por tamaño y variedad, sabios de otros países nos visitan para estudiar nuestros volúmenes.

Creo que ya no conocerías la ciudad. Los barrios y las calles antaño sucias, viejas y malolientes tienen un magnífico aspecto, gracias al alcantarillado construido por los árabes, lo que ha dado gran lucidez a los patios y calles blancas de los barrios cristianos, engalanadas con geranios de múltiples colores. Calles silenciosas y pequeñas que dan paso a calles abarrotadas con cientos de comercios, ochenta mil han calculado en el último censo, censo en el cual han dicho que somos la ciudad más populosa del orbe y, claro, han fructificado más de mil mezquitas y otros tantos templos dedicados a las otras dos grandes religiones, la cristiana y la judía. Por cierto, de noche, se pueden caminar kilómetros y kilómetros a la luz de faroles esparcidos por la calle, lo que las hacen más bonitas y más seguras.

El campo también ha cambiado mucho con los artefactos creados por los artesanos árabes: ahora se ven por doquier molinos de agua y de aceite, acequias para llevar el riego a los lugares donde se necesitan…, logrando así que la calidad y la cantidad de las cosechas, así como su variedad, se haya multiplicado.

He de decirte también que están terminado las obras en la Gran Mezquita y que por lo que he podido ver, va a ser un patrimonio del que disfrutarán los hijos de nuestros hijos. Creo que es una de las más bonitas que nunca se hayan hecho en el mundo.

También se han ocupado del divertimento y del ocio, y así tenemos ya más de seiscientos baños públicos, en los que, aparte del aseo, ya sabes que la parte más importante es la de relacionarte con los amigos, charlar y discutir sobre todas las cosas y también, de vez en cuanto, cerrar un buen trato.

A unos ocho kilómetros de la ciudad han construido un precioso palacio, una joya de grandes proporciones, creo que cuando aún vivías aquí ya la estaban levantando, al que han puesto de nombre Medina Azahara y han sembrado esos kilómetros que la separan de la ciudad de almendros para que, al llegar la primavera y vestirse del blanco puro de sus flores, desde lejos parezca que ha nevado… Ya ves que está convertida en la ciudad más bonita del mundo.

Bueno, querido amigo, ya ves que cuando hablo de mi ciudad me olvido de todo lo demás, aunque creo que tú también quieres que lo haga y te escriba sobre ella sin parar… Teníamos razón, Nuño, la paz y la convivencia entre las tres culturas ha sido la clave, aquí tenemos la demostración de que es posible, de que todo es posible. Ya me despido de ti, reiterándote los deseos de Leví, los míos y de mi familia, por supuesto, esperando que la salud te acompañe y deseando una visita que se dilata con los años. Que Dios haga que todo dure muchos años más y acuérdate de lo que decíamos en nuestra juventud y que no olvidamos ninguno: “Cuantos más seamos, la carga será más compartida y los beneficios multiplicados. Todos diferentes. Todos hermanos.”

Tu hermano Ibrahim, que Alá te proteja.

 

OSA MAYOR

Quinto premio en el certamen de la Asociación Bwato