Semáforo

Miralá, miralá, miralá, miralá: la Puerta de Alcalá...

Abre apenas dos dedos la puerta del automóvil y escupe:

Te he dicho que no toques el parabrisas, chaval. Anda, toma. Me ofrece un Güiston. Lo acepto como pago y sigo limpiando. El semáforo cambia y el tío parte sin darme las gracias. De nada.

Otro día sin colegio. Total, para lo que sirve. Enciendo el truja y le pego un buen tiro. Que delicia...

Tres horas sin parar de limpiar cristales a cambio de cien duros de mierda y un Güiston. Con la pelá que está cayendo. En cuanto saque el talego me largo...

¡Vaya buga! Como trague esta tía, me larga cien pavos. Fijo.

Me asomo a ese balcón de opulencia en forma de salpicadero y hago un gesto con el trapo. La rubia se pone en guardia. No gracias.

No gracias. Que fina. ¡No te jode! Comienza la operación: chorrito de Cristasol y bayeta. Baja la ventanilla. La Anabelén sigue cantando en el loro. ¡Es que no oyes, te he dicho que no limpies!. Ha metido la zarpa en el bolso y sujeta algo parecido al mango de una porra. Como va la peña, hay que joderse. ¡Vale, vale, tía, no fastidies que no es para ponerse así! ¡Coño!. Cambio de coche. Semáforo verde. Veinte duros. Gracias...

Hoy no ha venido el Chini. Mi plas si que vale, a estas horas llevaríamos por lo menos mil duros. O más...

¡Eh, Chico! ¿Te quieres ganar mil pelas?. Este calvo es un julai, fijo. Pongo cara de enterao. ¿Qué tengo que hacer?. Me enseña la dentadura. Damos un paseo y te lo explico. Dice sonriendo mientras abre la trasera. Yo la cierro de una patada. Como venga mi hermano, te va a explicar a ti, so jula. El tío se pone azul y arranca en rojo. Por poco no se lo tragan; al cerdo.

A mí si que me van a explicar en casa; como no saque mas pasta. Que pedo de vida.

El Chini ya estará con el mono. Y la Vieja aguantándole. Y yo con poco más de medio talego. Y el Viejo privándoselo todo. Y la Vieja hasta las tantas en la calle. ¡Una furcia, eso es lo que eres! Le soltó un día mi padre. También le soltó una hostia. Desde entonces mi padre no se habla con mi hermano. El Chini le dio un puñetazo. En toda la cara, como en las películas. Mi padre cayó al suelo con las manos en la boca. Al rato las apartó y escupió un diente. Desde aquel día mi padre no le habla al Chini.

¿Limpia señor?. Déjalo, anda toma. Me suelta cuarenta duros. Así da gusto. Gracias caballero. Hago una reverencia. Sonríe, Sonrío...

Fue mi última sonrisa. El Julai, porque estoy seguro de que fue su buga, cruzó a toda velocidad. Me dio de costado y sentí crujir la espalda, El muy bestia se dio el piro y me dejó tirado como un perro...

En el hospital me han dicho que es paradoja... o algo así, el caso es que no puedo mover más que mi mano derecha. El Chini ha venido hoy a visitarme y me ha dicho que está preparando un buen palo para mandarme a América a ver si me curan. Mi madre viene todos los días y siempre dice lo mismo. Pobre hijo mío, con doce añitos y me lo han dejado inútil...

Lo dice bajito, cuando cree que estoy dormido. Pero yo la oigo. Pobrecilla.

 

Fer

Octubre de 2000