La lluvia cae sobre un cielo gris
de grises palomas adornado,
y en un árbol
un rostro del pasado asoma,
mientras ojos de ancianos recuerdos
en la letanía de un sueño imposible,
vigilan a la golondrina
que emprende su vuelo
entre luces de arco iris
y dorados veleros.
¡Adiós, adiós golondrina!.
Dulce ave de amable recuerdo,
nunca podré decir que te quise
nunca podré decir: te quiero.
¡Adiós, adiós golondrina!.
Que ya se acerca el invierno,
nunca podrás decir que me quisiste
nunca podrás decir: te quiero.
¡Adiós, adiós golondrina!.
Ya nos veremos.
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