Como las rosas

Prendidas a un tallo cubierto de espinas
las frágiles rosas, suspendidas, cuelgan
mecidas por vientos y otras inclemencias
que las zarandea,
ajando sus pétalos, bellos,
quebrando las ramas floridas: ¡llenas de esplendor!.
Igual la existencia del hombre,
tan breve y efímera,
unida a la suerte que mueve el azar,
le lleva, le trae de acá para allá,
como marioneta; le sube o le baja y ....:
¡Le hace bailar!
Frente a su designio se afana y combate
en busca de un sueño que hacer realidad.
La fe le sostiene cuando llora el alma,
rota de fatiga de tanto vagar.
Y al recorrer el camino, cautivo de su ambición
su vida es un extravío,
sin horizonte ni luz.
Envuelto en la confusión, (cargada de soledad),
siguiendo el rumbo azaroso
que le marcó su osadía,
va perdiendo la memoria y olvidando su empatía.
Para calmar ese anhelo y sofocar la ansiedad
a la orilla de un sendero se sentará a descansar.
Cierra los ojos al mundo y...¡evade la realidad!
Sobre una alfombra de luna reposará la cabeza
hasta que se vaya el miedo
y esperará a la mañana,
mientras se funden las sombras con la claridad del alba.
Por encima de esas sombras, al amparo de sus sueños
creará su paraíso.
En él no existen fronteras, ni se mide nunca el tiempo.
Así vivirá, en las nubes, encerrado en su universo,
en su mundo de colores, a los pies del firmamento.

Ana Vadillo Gómez    

Con la colaboración de la Universidad Popular de Alcorcón