Dulce noche

Sé que mis lágrimas no ahogarán mi dolor,
y que su sal no alimentará mi ánimo,
pero, como olvidar ese dulce sabor,
ese cálido abrazo que un día surgío.

No sé ni como, ni cuando ocurrió,
eso..., no importa,
solo sé que su voz me hizo temblar y olvidar mi razón.

Y por unas horas viajamos los dos, solos, a solas,
en un mundo en que perdidos nos encontramos, tú y yo.

Ros Arima