Me asomé al vacío

Me asomé al vacío
con los ojos ensangrentados
de tanta lagrima.

Con la tristeza en una mano
y la rabia en la otra.

Las palabras me habían abandonado
al borde del precipicio,
y me sentí solo
ante el profundo vacío.

El silencio callaba la respiración
del niño,
y el último aliento dejaba huérfano
a un pájaro malherido.

Me asomé al vacío
con el rostro desencajado
por tan horrible suceso,
y de mis labios sólo broto
un silencioso lamento.

¿Por qué?- pensaba el niño,
mientras el pájaro palidecía
en una infausta hora
en un negro día.

Y el silencio todo lo llenaba
y el amanecer de rojo
las vías teñía.

La madre, el hermano, el huérfano
con la mirada perdida
oteando en el horizonte en busca de una respuesta
que nunca llegaría.

¿Por qué? Se preguntaba Madrid
asomado al vacío,
mientras el silencio todo lo llenaba
en la mañana triste y fría.

En una infausta hora
de un oscuro, oscuro día.

Miguel Angel Alonso Diz