A las dos de la tarde
un día de abril
aún no se han cerrado las heridas.
Tiembla la piel
sobre las escaleras mecánicas.
El dolor pone plomo en los ojos.
El temor no puede ser eterno.
Los lirios, los olivos, los cipreses...
vuelven a nacer tras el desmayo.
Si vas a viajar al sur
un día de abril
guarda en tu maleta la flor violeta del ausente.
... y sonrie...
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