Quien lo diría

QUIEN LO DIRÍA
que mis sueños de la dicha
serían una pesadilla
disfrazada de promesas.

QUIEN LO DIRÍA,
que la lluvia del otoño
borrara las primaveras
y, la esperanza muriera,
antes, que llegara el tedio.

Sin que el futuro lo viera
el edén se volvió infierno,
un espejismo el deleite
y, el placer, ingratitud.

El fuego se hizo pavesas,
se apagaron mis ensueños
y, volaron, sin destino;
ventilados y arrastrados
con el aire de otros mundos.

Se hizo bruma el universo,
se transformó en lluvia intensa;
cayó, regando los mares,
y secó toda la tierra.
¡QUIÉN LO HUBIERA IMAGINADO!

Ana Vadillo Gómez    

Con la colaboración de la Universidad Popular de Alcorcón