Vida

El camino se doraba
por el sol de mediodía
reflejándose en su arena
las sombras de las encinas.

Mi mirada al horizonte
en la sierra se perdía.
Si volvía la mirada
el trecho se reducía.

Un dulce olor a manzanas
por recoger me envolvía.
¿Dónde encontrar el frutal
que tal perfume ofrecía?

En sinuosos meandros
mi camino se escondía
¿Cómo iba a dar a la mar
un camino cuesta arriba?

Quería detener el paso
y este no se detenía.
Quería retroceder,
retroceder no podía.

Mis pisadas se borraban
y el camino ya lo hacía
Construyendo yo el camino
Hacia la tarde, y lentamente seguía.

El verano ya acabado
al otoño introducía
lleno de calor temprano
¿ En frió se tornaría?

No quisiera llegar solo
A esta pronta serranía
¡Que se pierda en tu mirada
Mi mirada, vida mía!

Pedro Moreno