La Colección |
Compuesta por 130 obras de 80 artistas procedentes de 20 naciones distintas, en un arco temporal que va desde el año 1977, fecha de la obra más antigua, hasta 2000 de la más reciente, la colección del MAVA puede ser considerada plenamente representativa del movimiento artístico contemporáneo en vidrio.
Tradicionalmente el año 1962, con la apertura del Toledo Art Museum de Ohio, EE.UU., cuando Harvey K. Littleton (1922) pone en marcha el primer horno individual para trabajar el vidrio, marcan el inicio del Arte Contemporáneo en vidrio. En este mismo año e impulsado de nuevo por Littleton nace el Studio Glass Movement. Sin embargo, tal vez sus verdaderos orígenes habría que buscarlos diez años antes con la labor realizada por el Corning Glass Museum fundado en 1951. Situado en la pequeña localidad de Corning, en el Estado de New York, este Museo se ha convertido junto con el Toledo Art Museum en el motor de iniciativas, cursos, publicaciones periódicas, exposiciones, congresos, etc. en torno al vidrio contemporáneo. Y ello a pesar de que su colección, con seguridad la más importante del mundo en su género, está integrada por piezas de vidrio de todos los tiempos y culturas, y solo una parte de sus salas contienen obras artísticas de la segunda mitad del siglo XX.
Todavía a mitad de camino entre artesano y artista, Littleton produce en estos tempranos años vidrio soplado a una escala compatible con el estudio de un artista. Durante los siguientes ocho años su frenética labor didáctica da como resultado el nacimiento de 15 escuelas de vidrio caliente en los EE.UU..
En el mismo mítico año de 1962 Littleton tiene un encuentro con otro artista del vidrio, el alemán Erwin Eisch (1927), el cual se convertirá en el principal difusor del Studio Glass Moviment en Europa.
En el MAVA pueden ser contempladas cuatro obras de Harvey K. Littleton, tres vitrografías y una pequeña pieza fechada en 1982, así como dos obras muy representativas de Erwin Eisch.
En España el Studio Glass Moviment entra de la mano del escultor Joaquín Torres Esteban (1919-1988) que en la década de los 70 comienza a dedicase por entero a sus obras en vidrio laminado y más tarde también craquelado. El Museo cuenta con dos obras suyas.
Pere Ignasi Bisquera (1949) es el segundo de los cinco artistas españoles que trabajan sobre vidrio y tienen obra en este Museo. Parte de la tradición artesanal mallorquín para realizar obras en vidrio soplado y estirado, combinado en ocasiones con otros materiales como en "Paleta" 1997, en el MAVA.
Antonio Luis Sainz Gil (1952) es un arquitecto formado en los EE.UU. con los mejores vitralistas del momento, profesor en el Centro Nacional del Vidrio de Barcelona.
Pedro García (1954) parte del taller familiar de cristalería para comenzar su trayectoria artística en la línea de Torres Esteban con el cortado, pulido y pegado de láminas de vidrio ("Núcleo de fuego" 1981); posteriormente experimenta con otras técnicas como el termoformado ("Mar en Pindal" 1994), la inclusión del color, la mezcla de texturas, etc.
Javier Gómez (1957) como Pedro García, aprende en el taller de cristalería de la familia las técnicas del vidrio industrial. Tras inclinarse por la vía artística continúa sus investigaciones de forma autodidacta. Contando como punto de referencia la obra de Torres Esteban, Javier Gómez va mucho más allá alcanzando una perfección y purezas técnicas no desarrolladas por su antecesor. Mª Teresa González Vicarionos descubre en un reciente estudio sobre su obra a un artista minucioso y reflexivo con un proceso evolutivo lento y coherente que afecta tanto al modo de captar la realidad, hacia una progresiva abstracción, como a una superación de su propia técnica, la del laminado en horizontal y vertical, sin abandonarlo del todo, que camina hacia volúmenes más rotundos y compactos.
Las cuatro obras que Javier Gómez ha escogido para que le representen en el MAVA hablan de este proceso: "Horizonte" de 1988, "Emoción" 1990, "Ardor" 1995 y "Espacio exterior" de 1997.