Mária Lugossy - Zoltán Bohus |
En la distancia de dos décadas se percibe más claramente el papel "fatalmente decisivo" que la pequeña composición Venus' Child juega en la carrera artística de Mária Lugossy. Dos lentes convexas una frente a otra, pegadas juntas, acotan un pequeño lago de mercurio con una bola de acero flotando en su orilla. La obra está dominada por la elegancia de los materiales y sus formas, pero en la profundidad de unas fuerzas desconocidas se está rompiendo la superficie de una forma fuertemente visible, todo se metamorfosea en este despertar, adquiriendo un nuevo significado. Así es como el mercurio cambia dentro del lago, la bola de acero dentro de la perla o el germen de la vida, las lentes dentro de la concha protegen la vida interior. En abstracto, los elementos cuidadosamente construidos en una forma perfecta dan vueltas dentro del paisaje. El enfoque metafórico, primer signo del cual puede descubrirse aquí, es un nuevo fenómeno sin precedentes en el arte de Lugossy. Como joven escultora, en los comienzos de su carrera fue atraída por las heroicas luchas de las neovanguardias. Las formas simples y suaves de sus esculturas, las composiciones sin ambigüedades y la elección de los materiales (bronce, acero, acero cromado), todo le vincula con las tendencias neoconstructivistas. En su gran instalación de 1981, en la Galena Dorottya de Budapest, se consuma y concluye este primer periodo. La "edad de la inocencia" fue superada, como las luces de la neo-vanguardia. Su férrea energía fue agotada y su flexibilidad gradualmente convertida en rigidez para dar paso al avance irresistible de la nueva oleada de la segunda mitad de los anos 70, de modo que Lugossy se agarró a las formas y motivos forzados con más sombras, en un mundo complejo y no tan armónico. Su plástica fue gradualmente cambiada por un nuevo tipo de imágenes, formas, materiales y actitudes mentales en un tiempo relativamente corto. A principios de los 80 el flujo vital del mundo natural se convierte en el objeto de su trabajo. El material que había utilizado cambia también: hierro y acero son reemplazados por vidrio y metales con los que expresar mejor la ambigüedad, la vulnerabilidad y fragilidad de las cosas. Finalmente, la manera como la escultora interpreta formas y fenómenos cambia también. Determinadas formas no se expresan más meramente por sí mismas sino que maduran dentro de metáforas de detalles naturales o de existencias humanas. En las próximas décadas, se envuelven dentro de un complejo y rico lenguaje visual preservando orgullosamente sus orígenes en el mundo de la naturaleza.
Venus' Child es la primera obra que materializa la unidad del sistema de relaciones de las formas impenetrables. Las formas externas como las conchas se desarrollan en formas interiores flotando dentro. Quince anos mas tarde Mária Lugossy dice: "Amo los minerales y los cristales. La geología despierta en mi problemas esculturales: un cuerpo dentro de otro cuerpo". Dos lentes pegadas juntas demarcan los límites del espacio incorporado como un casco apretado que brilla. La bola de acero que queda en su interior es una oscura y dura forma en el espacio. Espacio y forma, la tensión entre las formas exteriores e interiores determinadas por la dimensión dentro de la cual tiene lugar la composición. Una idea escultural nació, permaneciendo en la actividad de Lugossy desde ese día, incluso con las modificaciones posteriores introducidas en las siguientes décadas. En los 80 sus paisajes estaban desiertos, sin traza humana. Como en el Génesis: oscuridad separada de la luz, la tierra del agua y el aire. Somos testigos del nacimiento: de la niebla emerge una forma con el contorno de una isla, en el medio, las lentes flotan como en el mar. Este proceso en constante movimiento y transformación tiene lugar en un momento prehumano, sólo unas pocas obras insinúan la promesa de la historia que está por llegar. En el prisma de la composición titulada Voyage in Ancient Times -Viaje a los tiempos Antiguos- (1987), la masa de vidrio es el desecho de la existencia humana. El monumento para 1956 (1989) fue el primer trabajo donde Mari Lugossy no tuvo ninguna duda: la historia humana y no la natural adquiere una importancia suprema. El movimiento, la fuerza, la deriva y la ondulación de la historia humana llenan la forma plástica con menos tensión y emoción que el mundo natural.
El oscuro y solemne resplandor de los acontecimientos de 1989, la realidad palpable de la historia, tocaron la imaginación de Lugossy. Los abismos abiertos de la existencia humana y de la historia, le ofrecieron nuevas y anteriormente desconocidas vías: impresiones de gestos heroicos, de cascos raídos y de muerte: la tierra y la materia prima de la historia. Es ahora cuando percibe que la historia es inmensa, irresistible, interminable. Mirando en la profundidad de esta actualidad, Lugossy atrapa signos del paisaje: agua y aire, cuerpos humanos, destinos humanos que fueron forjados unos contra otros. Con este planteamiento, el monumento de 1956 se centra alrededor del noble sacrificio, la muerte dignificada y el luto solemne, satisfaciendo así la tradición de siglos atrás de monumentos similares. En la mayoría de las esculturas de los años 90, Lugossy habla de historia. Después del mundo de los océanos primitivos, rocas y cristales, un nuevo paisaje surge ahora: la historia, que alcanza profundidades y distancias incomprensibles. Su experiencia visitando las ruinas de Pompeya le despertó una inesperada pasión e interés por la arqueología como medio de descubrir cómo y qué ocurrió en el pasado. Como dijo en una entrevista: "El recuerdo de esta ciudad congelada bajo la lava, los cuerpos humanos ahogados en el material contribuyeron a el involuntariamente". La convicción de que las luchas del ser humano, las tensiones sociales, los abismos de la existencia y la diversidad del sufrimiento se podrían arreglar mediante la lógica, iluminaron sus trabajos de principios de los años 90. Crystal Night (1991-92) es un lamento por el holocausto judío de 1938. Tiempo y espacio dividido dentro de cubos, dentro de bloques cristalinos de vidrio. Cada uno encierra un rostro humano. Parecen escaparates con rostros suplicantes. La serenidad de vidrio transparente, la precisa construcción de la composición puede solo aliviar temporalmente el reconocimiento de que los rostros vivos pertenecen a cuerpos muertos, sin libertad o promesa de esperanza. En composiciones como Cristal Night y Victims of All Times Lugossy representa al hombre cautivo en el tiempo y el espacio. "Estamos clavados a la cruz del espacio y el tiempo" como escribió el poeta János Pilinszky. Años después -tal vez el viaje a Pompeya ha de ser de nuevo recordado- la actitud de la escultora sobre la historia cambia: ya no existe una secuencia de los eventos disciplinada y ordenada, una cadena de los acontecimientos regulada por las formas. Se concibe más bien como una serie de procesos sin fin inundados por el espacio y el tiempo de manera irresistible, arrojando fuera todo, personas y objetos, con sus sinos e impresiones perecederas. Uno de los ejemplos más representativos es el Monument of Word War II en Szèkesfehérvár (1995). La composición posee todavía recuerdos de Venus' Child: La manera en que el cráter de granito alineado con la excavación pulida de las losas incluye la campana entumecida recuerda al espectador las lentes que se inclinan juntas y que incluyen el lago del mercurio con la bola de acero. Lo nuevo en esta obra no es sólo el juego de formas positivas y negativas. La novedad real es la dirección del material. En la segunda mitad de la década se produce el desarrollo de la imaginación, del pensamiento, las formas se abren, envolviendo el objeto entre la profundidad y la altura, entre el pasado y el presente, ya no más como fósiles, como formas aisladas del mundo, sino como parte de la realidad atraídas por la corriente de la historia. La forma en que la campana se somete a las leyes del granito, como el cráter se abre hacia abajo en su pie, revela claramente que el artista ha llegado a un estrecho pasillo donde las fuerzas, tensiones y contradicciones de la naturaleza y la historia se funden.
A partir de 1999 Lugossy produce series de obras de su libro de historias. Libros abiertos en los cuales los cuerpos, partes o fragmentos de ellos, se levantan en la superficie de sus páginas de vidrio -como símbolos de un extraño lenguaje- y escriben la historia. En su última exposición en Dorottya Gallery en el año 2000 uno tiene la impresión de que la carrera de Mária Lugossy se dirigía de nuevo hacia cambios apacibles. La belleza de los materiales y la disciplina de las composiciones iluminan, incluso sus trabajos más apasionados, con una luz fría. En los últimos años ha dejado de lado la historia volviendo a la naturaleza, sus robustas piedras nos evaden de la tentación de la belleza y la disciplina. Su arte avanza hacia un mundo donde la visión monumental de la naturaleza sin el hombre, o con la débil memoria de la existencia humana, es proyectada. Se está aproximando a un monumental e íntimo dominio que Janos Pilinszky describió con estas palabras: "la roca deshabitada, sin memorias, sin mí, en la ceniza muerta de millones de años".
Márta Kovalovszky
| Zoltán Bohus es una prominente personalidad en el panorama internacional, sus obras se expresan en vidrio frío. Sus esculturas realizadas con vidrio laminado pegado presentadas en el Simposium de Vidrio de Novy Bor en 1981 tuvieron el efecto de una revelación: no fue hasta que se conoció su obra que fueron apareciendo otras en el panorama internacional con un tratamiento similar. Junto al vidrio, trabaja los metales: sus primeras esculturas llevan la marca del arte mínimal. Estableció su sistema simbólico individual relativamente pronto: sus series son el análisis del interior y el exterior, efectos que se generan y deshacen con luz y el espacio. Con la rigurosa utilización de las reglas de la óptica, logra colocar sus obras dentro de marcos de luz. Al mismo tiempo, sus esculturas son también arquitecturas. Unido a un paisaje, el interior de sus trabajos más recientes están fundados sobre la yuxtaposición del espacio, creando una coreografía visual eterna. Su arte busca la verdad, el ilusionismo de la expansión y la relatividad entre tiempo y espacio, lo cual es posiblemente el problema fundamental de los siglos XX y XXI. Vera Varga |
Como cualquier estudiante de tercer curso de pintura, empecé a interesarme por desarrollar las posibilidades artísticas del vidrio. Naturalmente al principio planee realizar vitrales pero pronto cambie para crear esculturas tridimensionales libres, tanto en vidrio como con diferentes clases de metales. En mis trabajos por encargo busque con gran entusiasmo la armonía con los espacios arquitectónicos, sin embargo durante los últimos veinte anos he ido descubriendo mis propios espacios. A saber, he creado tales "actitudes" espaciales que algunos reflejaban la geometría de acuerdo con las leyes matemáticas, mientras otros eran inspirados por la arquitectura en si misma, y finalmente he regresado a una serie de obras que recuerdan a las antiguas culturas así como esculturas capaces de mostrar el "misticismo" de la luz. Además de todo esto, lo que me ha tenido ocupado durante muchos años ha sido profundizar sobre el estudio del "lenguaje" del vidrio, incluida su peculiar gramática de modo que pueda expresarme tan clara e inequívocamente como sea posible. Zoltán Bohus |